Breviloquium
Hermenéutica analógica
La filosofía como saber rector de todas las ciencias,
constantemente se enfrenta a la pregunta sobre el cómo elaborar un discurso que
intervenga las causas últimas y necesarias de la realidad. Cada etapa del
desarrollo filosófico, a lo largo de la historia, ha contribuido a refinar el
método para hacer filosofía, o mejor dicho, ha contribuido a pulir alguno ya
existente, o a desarrollar uno nuevo que explique desde otra perspectiva el
objeto de estudio abordado.
Aquí en México hemos tenido la oportunidad en tiempos
contemporáneos, de poder asistir al desarrollo de un sistema de pensamiento que
permite intervenir la realidad, y brinda los elementos para poder desarrollar
un discurso racional, pero salvando los intentos de interpretaciones unívocas
de algunos sistemas de pensamiento que conducen a una cierta intransigencia, al
mismo tiempo que superando las interpretaciones equívocas que desembocan en
relativismos perniciosos que impiden atar algunas certezas.
Hablamos, sin más, de la hermenéutica analógica desarrollada
por el filósofo mexicano Mauricio Beuchot. Fraile dominico, Doctor en filosofía
y profesor emérito de la UNAM. Esbocemos de manera somera su propuesta y las
potencialidades para el quehacer filosófico.
Primeramente, la hermenéutica es la ciencia y el arte de la
interpretación de los textos, no solo los escritos (tradicional), sino también los
diálogos orales (Gadamer) y las acciones significativas (Ricoeur). Estos dos
últimos contemporáneamente es posible tratarlos como textos desde su dimensión
simbólica. Así pues, la hermenéutica como instrumento de comprensión y de
interpretación, ha cobrado relevancia entre muchos teóricos y pensadores que
han encontrado su aplicación en diferentes disciplinas tales como la Historia,
la Psicología, la Ontología, el Derecho, la Cultura, o la Teología de manera
muy especial, entre otras.
No obstante la buena aceptación y los buenos frutos que esta
ciencia ha reportado a los diferentes campos del conocimiento, sus conclusiones
han oscilado entre las que podemos denominar unívocas, por un lado, y las
equívocas por otro. Las primeras devienen de una hermenéutica objetivista que
busca alcanzar un conocimiento claro y distinto de los textos, las segundas de
una hermenéutica subjetivista que sostiene la imposibilidad de alcanzar algún
conocimiento seguro de algún texto.
Ahora bien, si una hermenéutica unívoca es clara, distinta,
ideal e irrealizable; y si una hermenéutica equívoca es subjetiva, relativa,
escéptica y nihilista; ¿cómo podemos salir de este callejón sin salida en que
estos dos extremos nos dejan?, ¿qué hermenéutica habría que asumir para salir
de este punto muerto?
Mauricio Beuchot sostiene que una hermenéutica analógica
puede ayudarnos a salir de esa encrucijada. La analogía es, de acuerdo a
Immanuel Kant, no «una semejanza incompleta de dos cosas, sino una semejanza
completa de dos relaciones entre cosas completamente desemejantes», es decir,
es una semejanza por comparación. Un ejemplo de analogía lo tenemos en la Carta
a Diogneto (158 d.C.): los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el
cuerpo.
Con lo que hemos recabado, podemos argumentar con base en la
propuesta del Dr. Beuchot, que la hermenéutica analógica nos permite caminar
con paso prudente en el quehacer de las diferentes ciencias humanas. Evitando
caer en idealismos y relativismos que en muchas ocasiones caen las hermenéuticas
unívocas o equívocas.
En definitiva, la hermenéutica analógica no pretende erguirse
de manera soberbia sobre las demás hermenéuticas, sino ser mediadora y mestiza
de las mismas, buscando ser un instrumento que ayude al buen ejercicio
filosófico, dando lugar al diálogo crítico y constructivo.
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