Breviloquium
El camino de la teología: método en teología
La teología, como ciencia de la fe, sigue un camino para
realizar un conocimiento objetivo de la revelación del Dios Trino: escucha,
comprende y actúa de acuerdo a la fe. En Latinoamérica estos momentos, se
enriquecieron con otros dos más, pero en las siguientes líneas nos limitaremos
a exponer el método que universalmente ha sido reconocido por la Iglesia.
De origen griego, por método (meta: más allá; hodos:
camino) comprendemos un camino para ir más allá, a un objetivo. En teología,
nos aproximamos a Dios Trino en su revelación a través de los momentos del auditus fidei, intellectus fidei y actio fidei. Estos pasos siguen una secuencia lógica, aunque pueden
adoptar un orden distinto de acuerdo al ámbito de reflexión teológica.
El primero es el auditus
fidei (escucha de la fe) o Teología
positiva. Este momento acoge y escucha la fe desde los hechos, los textos y
documentos en lo que ha sido depositada la revelación de Dios en el ámbito de
la fe eclesial, especialmente en la Sagrada Escritura, que es como el alma de
la teología. Momento, además, en el que la razón crítica y la razón
contemplativa cobran protagonismo, así como las ciencias humanas que contribuyen
a comprender mejor la revelación. Todo ello desde el sentido histórico y
literal, que se actualiza en el presente desde el sentido alegórico y moral,
con el fin de iluminar el camino del hombre hacia el futuro que inaugura el
sentido anagógico o místico.
Como segundo momento tenemos el intellectus fidei (comprensión de la fe) o teología especulativa, en
el que destaca la razón especulativa, la fe que busca comprender (San Anselmo).
Los datos de la revelación interpretados a la luz de la fe en el auditus fidei, son expuestos de manera
sistemática en este momento, ya sea a manera de respuesta a una pregunta (questio) o a manera de proposición (thesis); en la primera se busca dar
razón de la fe a quienes lanzan cuestionamientos hacia la misma, en la segunda fortalecer
la fe de los creyentes. Por otra parte, en este momento del método hay que
superar dos tentaciones: 1) la del positivismo estéril que no va más allá de la
afirmación de un texto; y 2) la de un realismo ingenuo que pretende explicar
toda la realidad desde un sistema teológico acabado.
El tercer momento, actio
fidei, lleva a la acción de la fe, es
el momento práctico de la teología. Busca llevar la verdad a la vida, y vivir
de acuerdo a esa verdad. Momento donde se establece los modos de encarnar la
verdad en la realidad concreta y realizar históricamente la fe. Este paso del
método nos lleva a superar el divorcio entre teoría y ciencia, entre práctica y
sabiduría, porque mediante sus dimensiones práctica, celebrativa, comunicativa
y crítica, en el quehacer profético, cultual y de servicio de la Iglesia, la
teología manifiesta su acción transformadora.
Estos pasos del método teológico, los ha adoptado el
Magisterio Eclesial a través del método de «ver-juzgar-actuar» del cardenal
Joseph Cardijn. El Papa Juan XXIII, en Mater
et Magistra (1961), hace una mención explícita (nn. 217-218); el Concilio
Vaticano II aplica en la Gaudium et spes
(1965) este método (nn. 8.11.27), asimismo el decreto Apostolicam actuositatem (1965) lo presenta como un camino de
formación para laicos en aras al apostolado (n. 29).
También el Magisterio Latinoamericano adoptó el método
teológico propuesto por el Concilio Vaticano II, para los documentos de las
conferencias episcopales de Medellín
(1968), Puebla (1979) y Aparecida (2007). Con todo, en el I
Congreso de Latinoamericano de Pastoral Juvenil (1991) este método se verá
enriquecido por la integración de dos momentos más: «revisar» y «celebrar». Así
nacerá propiamente el método teológico latinoamericano, el cual desarrollaremos
oportunamente en otra ocasión.
En síntesis, hacer teología es un ejercicio que toda la
Iglesia realiza de manera voluntaria e involuntaria, quienes lo hacen motivados
por la fe y amor a Dios, requieren de un camino que les marque los pasos a dar
para llegar a un conocimiento objetivo de la revelación de Dios, no obstante lo
limitado de la capacidad humana para acceder al misterio del Dios Trino.
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