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San Buenaventura: fe que eleva la razón a Dios

Breviloquium

San Buenaventura: fe que eleva la razón a Dios

Filósofos Cristianos

16 de julio de 2023

          La época Escolástica goza de grandes lumbreras que dieron mucha luz a este periodo de tiempo de la historia; de manera especial, es en las ordenes mendicantes donde se empieza a gestar un nuevo modelo de intelectualidad y una nueva manera de asumir las relaciones entre fe y razón. Como en la Orden de Santo Domingo de Guzmán surgió el Doctor Angélico, en la Orden de San Francisco de Asís surgirá como su contemporáneo el Doctor Seráfico.

          San Francisco de Asís (1181-1226), fundador de la Orden de Hermanos Menores (Ordo Fratrum Minorum), tuvo como fin de su vida la íntima unión con Dios a través de Cristo y ver, en concreto, a la luz del Verbo divino, todas las cosas. La orden de san Francisco (franciscanos), fue creciendo en número y esto trajo consigo nuevos retos que afrontar, uno de ellos fue la elaboración de un pensamiento filosófico-teológico que ayudara a llevar adelante la misión de predicar el evangelio a todas las naciones, sobre todo en aquellos que eran sacerdotes y que el ministerio de la predicación formaba parte de la vocación. Hubo, pues, necesidad de formar en filosofía y teología a los hermanos menores llamados al presbiterado.

          De la Orden franciscana, destaca San Buenaventura de Bagnoregio (1217-1274). Considerado, por su forma de gobernar y por su santidad de vida, como el segundo fundador de la Orden. Aunque con diferentes matices, a la par con Santo Tomás de Aquino, «escrutaron los misterios de la Revelación, valorizando los recursos de la razón humana, en el diálogo fecundo entre fe y razón que caracteriza al Medioevo cristiano, haciendo de este una época de gran viveza intelectual, como también de fe y de renovación eclesial» (Benedicto XVI, Audiencia 17/03/2010). Su base filosófica es platónica, pero leída desde la óptica de San Agustín de Hipona. Frente al aristotelismo, asume una actitud conciliadora, aunque es más crítico a la postura que viene de Averroes, que es la que él ha estudiado.

          La actitud respecto a estos pensadores queda plasmada en estas palabras: «Así que parece habérsele concedido a Platón, a diferencia de los otros filósofos, el lenguaje de la sabiduría, y a Aristóteles el de la ciencia… Mas el lenguaje de ambos, es decir, de la sabiduría y de la ciencia, lo concedió el Espíritu Santo a San Agustín en grado excelente» (Christus, unus omnium magister, n. 18). Además, estas palabras nos dan el bosquejo de cuál es su posición en la relación entre fe y razón, la cual no es de rechazo una de otra, sino la de integración en una sola, la sabiduría.

          Para el Doctor Seráfico, había una clara distinción entre filosofía y teología. «La ciencia filosófica no es otra cosa que el conocimiento cierto de la verdad como escudriñable. La ciencia teológica es el conocimiento piadoso de la verdad como creíble» (Collationes de septem donis Spiritus Sancti [DSSt], IV, 5). La filosofía, por su parte, se divide en tres áreas: «como natural, como racional y como moral, o sea, en cuanto es “causa de ser, razón de entender y orden de vivir”» (Ib., 6). Con todo, la filosofía (razón) necesita de la teología (fe) para poder alcanzar la verdad, aquí es donde surge la interrogante que subyace en el pensamiento del doctor franciscano en la relación filosofía-teología, fe-razón.

          Esta cuestión versa sobre la posibilidad de una filosofía autónoma; para San Buenaventura la respuesta es negativa. Aunque «el hombre posea la ciencia natural y la metafísica», es imposible que no caiga en el error, «a menos que sea ayudado por la luz de la fe, esto es, que crea el hombre en Dios trino y uno, potentísimo y óptimo según la última influencia de la bondad». Así, pues, «La ciencia filosófica es camino para otras ciencias; mas el que quiere quedarse en ella cae en tinieblas» (DSSt, IV, 12). Lo que nos conduce a sostener, desde el pensamiento del doctor franciscano, que la fe y la razón tienen que trabajar unidas para alcanzar mejor la verdad.

          En síntesis, se puede apreciar cómo el pensamiento del doctor franciscano, asume las relaciones entre fe y razón, siendo la razón instrumento de la fe. En Santo Tomas y San Buenaventura, contemporáneos y hermanos de la misma fe cristiana, surgen dos filosofías distintas que llegan al mismo punto, Dios, y que emplean los mismos instrumentos, la razón y la fe para armonizar una sabiduría que asume toda la creación hasta elevarla a Dios.

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