Breviloquium
Agentes de la ABP
Animación Bíblica de la Pastoral
25 de junio de 2023
Un tema focal para que la Animación Bíblica de la Pastoral (=ABP) sea toda una realidad, tiene que ver con los agentes que la llevarán a cabo; es decir, aquellos hombres y mujeres que dedicaran su tiempo y esfuerzo para que la Biblia sea realmente el alma de toda pastoral. Queremos, por ello, dedicar esta exposición a recuperar la identidad de los agentes de la ABP, así como su ser, saber y hacer, desde las Orientaciones de Animación Bíblica de la Pastoral para América Latina y el Caribe (Bogotá, 2016) del CELAM-FEBIC. Al final, se presentan algunas instancias para la formación bíblica.
Nos detenemos a responder, primero, ¿quién es el agente de ABP? El documento suscrito nos ofrece cuatro características que delinean su identidad. El agente de ABP es un creyente tocado por la Palabra de Dios (a), un bautizado que «vive su vida al ritmo de la Palabra transformándose en discípulo misionero del Señor… es aquél que, en la escucha creyente de la Palabra, es traspasado de tal modo por la Palabra que comienza a transformarse en otro Cristo para la Iglesia, a imagen de Pablo: “No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20)» (p. 97s).
La siguientes características son experiencias que debe haber vivido el agente de ABP, entre ellas, la experiencia kerigmática (b), el haber vivido un encuentro personal con Cristo muerto y resucitado, porque solo él es quien «nos abre a la comprensión de todas las Escrituras y es el que le da vida a la Palabra en nosotros, por medio del Espíritu». La experiencia humana (c), esto es, buscar «exponer su vida entera delante de la Palaba, de modo que todas las dimensiones humanas —afectiva, psicológica y espiritual— sean iluminadas por su luz», y dote de sentido pleno todos sus ámbitos: «personal, familiar, laboral, económico social, religioso, etc.» (p. 98). Y, finalmente, la experiencia de fe (d), que es el «compromiso de seguimiento fiel y perseverante del Señor, que se traduce en un servicio concreto en la Iglesia: animar bíblicamente la vida pastoral de la Iglesia» (p. 99). Observamos, entonces, que la identidad se cifra en términos de experiencia y vida, en primer lugar, y después en un ejercicio pastoral.
Delineada la identidad del agente de ABP, podemos ahora exponer su ser, saber y hacer, así como dos capacidades que deben estar bien marcadas en su vida. En cuanto al ser del agente de ABP, este «se funda en el llamado del Señor: “vengan detrás de mí y los haré pescadores de hombres” (Mc 1,17)» (p. 99), en otros términos, es un discípulo misionero. Su saber está articulado por dos aristas, una es la meta de la ABP, «conducir a otros al encuentro con Cristo por la mediación de la Palabra» (p. 100), y la otra es saber «discernir los signos de los tiempos, de modo que encuentre cuál es la mejor forma de anunciar a Jesucristo en medio de la actual sociedad» (p. 101).
De esta forma, si el agente de ABP «conoce el mensaje que anuncia porque permanece unido al Señor y su Palabra (cf. Jn 15,7-11)», el saber hacer está cifrado en su «capacidad de trabajo en equipo, ya que la misión no es un asunto privado, sino un asunto de la Iglesia, de la comunidad, de la parroquia y de la diócesis» (ibid.), de hecho, esta capacidad es indispensable en la conversión sinodal que la Iglesia ha emprendido con el Papa Francisco.
Para que esto sea posible, el agente de ABP ha de tener capacidad de asombro ante la Palabra, en este sentido, el discípulo misionero «se deja sorprender siempre por la novedad del Evangelio, que tiene capacidad de iluminar las diversas circunstancias de la vida presente» (p. 102). A la par ha de tener capacidad celebrativa y ser maestro de oración, así se convierte en «una persona que educa al pueblo en la lectura, en la escucha, en la meditación, en la oración y en la celebración de la Palabra» (p. 103).
Un último punto crucial para que todo lo anterior sea una realidad, tiene que ver con la formación intelectual del agente de ABP. La oferta de cursos, diplomados y licenciaturas en Teología Bíblica va cada día en aumento. En cuanto los diplomados, la Universidad Pontificia de México tiene diplomados en verano y en el transcurso del año en modalidad virtual; así mismo la Universidad de la Arquidiócesis de Monterrey cuenta con una oferta amplia. El CEBITEPAL a lo largo del año va ofertando sus cursos en diferentes temáticas bíblicas.
En conclusión, el agente de ABP tiene ya bien definido su ser, saber y hacer, y quien realmente quiere servir al Señor Jesús, con pasión y responsabilidad, encontrará que hay varias instancias que le pueden facilitar el camino.
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