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Rino Fisichella: La Nueva Evangelización

Breviloquium

Rino Fisichella: La Nueva Evangelización

26 de febrero de 2023



          Esta colaboración quiere abrir una terna de recomendaciones bibliográficas, ahora sobre la Nueva Evangelización. Con estas obras se busca suscitar el interés por la Nueva Evangelización para llevarla a la práctica en las diferentes comunidades cristianas, partiendo de una reflexión teológica que aterrice en la pastoral de la Iglesia.

          Abrimos nuestras recomendaciones con la obra del cardenal Rino Fisichella, La Nueva Evangelización, publicada originalmente en italiano en 2011 y traducida al español en 2012 por la editorial Sal Terrae. Es el tomo 187 de la colección Presencia Teológica. Compuesta por diez capítulos que hacen 152 páginas de contenido.

          Esta obra del cardenal Fisichella la podemos definir como un testimonio elocuente de la Nueva Evangelización. Benedicto XVI, en audiencia privada, el 29 de marzo de 2010, le encomienda presidir un nuevo dicasterio: «Deseo instituir un discasterio para la nueva evangelización y le pido que sea su presidente» (p. 8). Instancia pontificia que se erigió, posteriormente, con la carta apostólica Ubicumque et Semper, en la fiesta litúrgica de San Mateo, apóstol y evangelista, del 2010.

          El fundamento de esta nueva intuición «profética» del Papa teólogo, se encuentra en la Sagrada Escritura. Jesús proclama y enseña, pero también evangeliza. Son términos que describen sus acciones reveladoras. Ahora bien, la expresión «nueva evangelización» hunde sus raíces en el Documento de Puebla de 1979 (n. 366); sin embargo, ha sido apóstol de la misma Juan Pablo II, quien la expuso durante veintisiete años en diversas ocasiones durante su pontificado.

          Para el cardenal Fisichella, el contexto en que se desarrolla la «nueva evangelización» es «el secularismo», tema que desarrolla ampliamente en el capítulo tercero. Dietrich Bonhoeffer propone las ideas iniciales que, después, Harvey Cox, propondría en su obra La ciudad secular (1965) que seguía al volumen del obispo anglicano John A.T. Robinson, Sincero para con Dios (1963). «El programa se centra en la enunciación que se ha conservado como un tecnicismo: vivir y construir el mundo etsi Deus non daretur, “como si Dios no existiera”» (p. 32). Los resultados, como es de esperar, no se hicieron esperar y trajo consigo una pérdida de sentido de la vida, y el hombre entró en crisis al no encontrarse a sí mismo.

          Vistos como un conjunto, los tres primeros capítulos nos presentan el marco en el cual se inserta la Nueva Evangelización; así, el cuarto capítulo desarrolla puntualmente su contenido y método. En cuanto al contenido, la Carta a los Hebreos afirma: «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre» (13,8). Jesucristo es el fundamento de toda nueva evangelización, puesto que él no cambia. Lo que si aporta alguna novedad, es el modo en qué se lleva a efecto, es decir, el método a seguir. San Pedro en su primera carta nos indica el programa a seguir: «Pero hacedlo con dulzura, respeto y recta conciencia» (3, 16). Esta propuesta del cardenal Fisichella responde a «que el corazón del cristianismo es Jesucristo, el encuentro con él exige otro enfoque que permita ver con coherencia el contenido que se anuncia» (p. 57). Con esto se cuida que toda iniciativa evangelizadora lleve desde el inicio la levadura del fracaso.

          Los lugares para la Nueva Evangelización son variados, pero el autor nos propone la liturgia, la caridad, el ecumenismo, la inmigración y la comunicación. Son lugares «particularmente sensibles en la actualidad, para una acción pastoral más innovadora» (p. 66). Ciertamente que estos lugares requieren de personas que desarrollen ahí la pastoral. ¿Quiénes son los llamados? El cardenal apunta a los presbíteros con su obispo, como un solo presbiterio, a las personas consagradas y a los laicos. De esta forma, la Nueva Evangelización puede llegar a todos los lugares.

          Con esta obra, como se puede apreciar por las ideas que hemos entresacado, estamos frente a un testimonio elocuente, inteligente, reflexivo y práctico, para emprender la Nueva Evangelización con fundamentos sólidos, mismos que permitan acometer en estos tiempos una renovada evangelización que permita nuevamente ir construyendo el Reino de Dios, con nuevos métodos y con fervor apostólico y profético.

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