Breviloquium
Benedicto XVI: de teólogo del Papa a Papa teólogo
29 de enero de 2023
El paso de Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe a la Sede Petrina, permite pensar en el paso que hace Joseph Ratzinger de teólogo del Papa (Juan Pablo II) a Papa teólogo (Benedicto XVI). Este juego de palabras se inspira de una columna de Armand Puig Tàrrech en el diario La Vanguardia (01-01-2023), y dan título a esta colaboración. Con la presente entrega, cerramos un homenaje dedicado a la vida y obra del Papa emérito Benedicto XVI en tres momentos de su vida: como joven teólogo, como Cardenal y Prefecto, y como sucesor del Apóstol Pedro.
Nos detenemos a presentar tres obras de su magisterio que, a
juicio de un servidor, marcaron su pontificado. Con esto no se quiere afirmar
que las demás no tengan un peso similar, sino solo subrayar algunos textos que
pueden incidir más en la praxis de la Iglesia. Hablamos de los documentos Deus caritas est, Verbum Domini y Lumen fidei.
El último es un hito en la historia de los documentos papales.
Joseph Ratzinger es elegido Papa de la Iglesia Católica el 19
de abril de 2005, convirtiéndose en el 265° de la lista de pontífices que han
ocupado la Sede de Pedro. Su primera Carta Encíclica fue Deus caritas est, publicada en la solemnidad de la Natividad del
Señor del año 2005. En esta carta Benedicto XVI desarrolla el tema del amor
cristiano inspirado por la expresión «Dios es amor» (1 Jn 4,16). Así mismo,
delineó el programa de su pontificado.
La Carta está conformada por 42 párrafos, divididos en dos
partes. La primera versa sobre dos conceptos griegos referentes al amor, eros (amor mundano) y agape (amor fundado en la fe), en su
relación con el Logos, sobre todo
cuando este último se hace comida en el sacramento de la Eucaristía. La segunda
parte trata sobre las implicaciones prácticas del amor cristiano; la naturaleza
íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: «anuncio de la Palabra de
Dios (kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia)
y servicio de la caridad (diakonia)» (25). Las tres están implicadas
mutuamente, por lo cual, la caridad exige también la Palabra y el sacramento.
El siguiente documento que abordamos es la Exhortación
Apostólica Postsinodal Verbum Domini,
firmada en el 2010, en la memoria de san Jerónimo. Aquí se tratan las
propuestas hechas por la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos
celebrada en octubre de 2008. El tema del Sínodo, y de la posterior exhortación
apostólica, fue: «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia».
Casi a la par, en la fiesta de san Mateo, Apóstol y Evangelista, publica el
Motu proprio Ubicumque et semper, con
el que se instituye el Consejo pontificio para la promoción de la nueva
evangelización.
De acuerdo al Papa alemán, «La exigencia de una nueva
evangelización… ha de ser confirmada sin temor, con la certeza de la eficacia
de la Palabra divina» (96). De ahí que «Redescubrir el puesto central de la
Palabra divina en la vida cristiana nos hace reencontrar de nuevo así el sentido
más profundo de lo que el Papa Juan Pablo II ha pedido con vigor: continuar la missio ad gentes y emprender con todas
las fuerzas la nueva evangelización» (122). Así entendido el papel de la
Palabra de Dios, se comprende porqué resultó oportuno constituir un organismo
que velara por ella en orden a la nueva evangelización.
La renuncia de Benedicto XVI dejó inconclusa la tercera
encíclica sobre la virtud teologal de la fe, que venía a completar lo escrito
en las encíclicas sobre las virtudes del amor y la esperanza (Spe salvi [30 de noviembre de 2007]),
cerrando así su trilogía. Es Francisco quien, asumiendo este trabajo, le pone
su toque y aportaciones personales, y finalmente la firma con el título de Lumen fidei (La luz de la fe).
En la primera parte la fe se vincula «a la escucha» (8); en
la segunda la fe es puesta en diálogo con la razón, porque «La fe, sin verdad,
no salva» (24); posteriormente, en la tercera parte, se trata la transmisión de
la fe; y en la cuarta parte, cómo la fe busca el bien común: «la fe se pone al
servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz» (51). La fe, como se
puede apreciar, no es una idea abstracta, sino que se concreta en acciones
puntuales.
Con este recorrido, volvemos a invitar a internarse en la
lectura y estudio de los documentos de Benedicto XVI. Su riqueza teológica gana
cada día mayores cotas de calidad. Tardará un tiempo en que vuelva a aparecer
alguien de la talla de Joseph Ratzinger, por eso, aprovechemos sus grandes
aportes a la teología y obtengamos resoluciones prácticas de estos textos.
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