Breviloquium
Forma católica de la teología
La teología como saber reflexivo o ciencia sobre Dios, desde sus orígenes, ha tenido diversas formas de ser tratada por filósofos y teólogos. Es verdad, desde el ámbito filosófico, la teología especula desde la razón, le llamamos a este saber Teología Natural o Teodicea; por su parte, en el ámbito teológico, se reflexiona desde la revelación divina asentada en tradiciones y textos sagrados. Con todo, esta última forma de reflexionar el misterio de Dios, presenta diferentes formas según la filosofía o religión que la aborde.
Aquí nos detendremos en la
forma católica de hacer teología,
exponiendo, de manera breve, los tres principios que suscribe el presbítero y
doctor en teología, Ángel Cordovilla Pérez. Estos, a saber, son: el principio teológico, el principio
histórico y el principio mariano. Todos ellos se integran para dar paso a
una teología mediadora, analógica, que los incorpora y le dan la
caracterización propia de la teología católica
El primer principio nos habla de la relación de Dios con el hombre, pero desde el uso, en el
lenguaje y la narrativa sobre Dios, de la analogía.
Sobre este punto, hay dos perspectivas que si bien en algún momento fueron
puestas en contra, hoy en la teología católica han podido ser armonizadas. La
primera perspectiva viene de la teología aristotélica-tomista, la analogía del
ente (analogía entis); la segunda, aunque de raíces en bíblicas (Rom 12,
6), fue puesta en circulación por el teólogo calvinista Karl Barth, la analogía
de la fe (analogía fidei).
Hans urs Von Balthasar (1905-1988), teólogo y presbítero
jesuita, entró en diálogo con la teología de Barth haciendo revisiones críticas
y asumió el lenguaje teológico de la analogía de la fe. Para entender la
diferencia entre ambas analogías, pensemos en el pan, empleando el lenguaje de
la analogía del ente, decimos que
significa la alimentación fisiológica del hombre; pero desde el lenguaje de la analogía de la fe, Jesús lo emplea para
referirse a un alimento espiritual. Así, la analogía del ente sirve de
fundamento para la analogía de la fe que la trasciende. En última instancia, en
Jesús encontramos esta doble significación, quien por su encarnación podemos
pensar en la mayor cercanía de entre Dios y la criatura, pero a la vez, por su
cruz la mayor desemejanza.
La relación entre Dios y el hombre no se da de una manera
estática, sino dinámica. El segundo principio nos habla de la relación entre Cristo y el Espíritu. La teología católica ha
acentuado el fundamento cristológico, mientras que la Ortodoxia ha subrayado el
pneumatológico. En otros términos diríamos, la institución frente al carisma,
la redención frente a la divinización. Dichas acentuaciones teológicas la
teología católica contemporánea las ha ido integrando y ha empleado el término
«misterio» para ello. Así explica la incomprensibilidad de Dios, la presencia
invisible del Espíritu, al mismo tiempo que pone de relieve que en Jesucristo,
Dios ha revelado de manera plena.
Finalmente, el tercer principio habla de la relación de María y la Iglesia en la obra de la redención.
Podemos destacar cinco aspectos donde el papel de este principio es crucial y
relevante para la clarificación de la fe cristiana. Desde este principio vemos
cómo se debe interpretar la Escritura a la luz de la Tradición, la manera en
cómo se debe responder a Dios, el papel mediador inclusivo e incluyente de
María, así mismo, el signo sacramental que la Iglesia es de Cristo; y por
último el anticipo del destino de la humanidad, aquello que la humanidad está
llamada a ser.
Como se puede apreciar, en la teología católica contemporánea
podemos reconocer tres principios que la caracterizan y diferencias de otras
formas de hacer teología. Primero desde la manera de usar el lenguaje
analógico; segundo, reconociendo la acción del Espíritu junto a la de Jesús; y
tercero, la presencia de María en el quehacer teológico. Estos principios se
integran dentro de una teología de la mediación que entra en diálogo con otras
tradiciones religiosas.
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