Breviloquium
Filosofía de la educación
Dentro de los temas que la filosofía tiene que reflexionar, se encuentra uno que es de capital importancia, sobre todo, porque de lo que reflexione en torno a este tema, dependerá en gran manera también como transmita a la siguiente generación sus mismos contenidos, hablamos de la educación, y, en concreto, de la filosofía de la educación. Esta rama de la filosofía pertenece al ámbito de la filosofía práctica, es decir, mira a poner por obra las reflexiones que de ella emanen.
Vamos a presentar algunos temas que trata la filosofía de la
educación desde una propuesta hermenéutica analógica, tales como relación entre
lo universal y particular, la verdad, el papel de la tradición y el rol del
docente como paradigma e ícono de sus alumnos. Ciertamente que toda labor
educativa parte de un presupuesto antropológico, se pregunta primero qué tipo
de ser humano quiere formar para que todos los esfuerzos se encaminen hacia ese
fin, y sin el cual, toda la labor educativa tendería a disolverse y sus fuerzas
a fragmentarse. Después echará manos de la ética, la política, la cultura y la
pedagogía para articular los medios para lograr ese modelo antropológico
establecido.
El recurso a la hermenéutica y no a un método responde
principalmente al endiosamiento que la filosofía positiva impuso al método
científico como único capaz de construir conocimiento, por lo que, en el ámbito
de la educación integrar la ciencia de la interpretación enriquece de nuevas
formas este campo del saber humano. Quizás el más acuciante tiene que ver con
la diferenciación entre entendimiento y comprensión. La hermenéutica pone el
acento en lo segundo. Alguien puede entender que dos más dos sea igual a
cuatro, pero comprender para qué existe ese cuatro, o la misma operación
sumatoria, es una tarea de la filosofía. No se trata de solo comunicar certezas,
sino de lograr una comprensión de las mismas. El por qué y para qué de los
conocimientos que se adquieren en la educación de cualquier nivel.
De aquí que el tema de la verdad sea otro de los puntos con los
que tenga que trabajar toda filosofía de la educación. La hermenéutica
contemporánea se ha visto enfrascada más en la búsqueda de una verdad del todo
subjetiva, que en una objetiva, puesto que abre, al parecer, el horizonte de
interpretaciones al infinito en algunos ambientes. Sin embargo, el recurso a
una hermenéutica de cuño analógica puede salvar algún sentido sin la pretensión
de univocidad, en otras palabras, se afianza en un realismo crítico. Esto es
capital en la enseñanza, puesto que sin una sana dosis de verdad y realidad,
todo conocimiento resultará vacío y carente de significado para la vida del
alumno. Dos más dos se cuestionará si en realidad y en verdad es cuatro.
Otro punto nos habla del papel de la tradición en la
educación, al menos en dos sentidos, el de transmisión y el de contexto
cultural al que se pertenece. Una misión de la filosofía de la educación es
lograr que el individuo asimile su cultura, dialogue con ella y que después sea
creativo con ella, para integrar en ella, sin perder identidad, los adelantos
que otras culturas y tradiciones le puedan ofrecer, lo mismo que en sentido
inverso, lo que una cultura pueda aportar a otra. Por tanto, se busca un
enriquecimiento mutuo sin franquear las fronteras de cada cultura desde el
ámbito de la educación.
Por último, ¿qué papel juega el docente hoy en la educación?
Desde una hermenéutica analógica se propone que el docente sea un paradigma
para sus alumnos, es decir, un ícono de cómo puede resolverse los problemas que
una ciencia presenta, y tener una cierta familiaridad con él. Es tomar como
modelo a un profesor y verlo como referente en la manera cómo resuelve los
diferentes problemas que su área le presenta. De aquí, entonces, que el docente
adquiere un papel crucial en su quehacer educativo. Si un estudiante de
medicina logra familiarizarse con un médico experimentado en la forma en que
practica la medicina, ese médico se convirtió en el paradigma, en el ícono, de
ese estudiante. El médico consciente de su papel, adquiere una responsabilidad
sobre su rol formativo.
En conclusión, hemos puesto sobre la mesa algunos temas que
la filosofía de la educación reflexiona. La integración de la hermenéutica
analógica al campo educativo, la necesaria dosis de realidad y verdad que se
necesita para que la enseñanza diga algo, el rol de la tradición en la
transmisión de conocimientos y el papel del docente frente a sus alumnos como
paradigma icónico de su área.
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